Calma los pensamientos de aquella tarde,
que con fervor salió tu ira.
Me abrumaste con tanta palabrerÃa, que
repetÃas sin control.
Mis oÃdos se volvieron sordos esa tarde,
que no querÃan que pasara por el corazón
aquel dolor que por nombre lleva
amargura.
Mi corazón solo se protegÃa de una desilusión
y resentimiento que podÃa durar
toda una vida.
-dro