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Aquella quimera que rebosaba de ilusión,
que ansiaba por mostrarse en éste plenilunio.
En esta noche que por fin era inolvidable,
Comienza una veleidad.
¡quebrantamiento sutil!
El corazón helado pero a la vez con prisa
desesperado; sintiendo cada palpitación desde
mi habitación.
No hay respuestas, no hay diferencias.
Sólo quedan recuerdos: su sonrisa, su voz que daba
como consecuencia mi sonrojes, sus mil intentos de
que en mi cara apareciera esa sonrisa.
El corazón sigue afligido, con temor, con
desilusión.
Carencia de beatitud.
Por la puerta entra la intriga, la duda y miles de
pensamientos sin rumbo, sin fundamento.
¡quebrantamiento sutil!
Que al verte y sentir la vivacidad de un alma
confundida; se estremece y queda sin
aliento.
¡Carajo!
Siempre indulgente, siempre esperando
más de la gente.
Esperando que algún dÃa mi alma esté carente
de decepción y mi corazón entre en vigor de
aquel amor.
-dro
